Si ustedes obedecen
estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces
ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los
demás pueblos, una nación santa (Éx. 19:5, 6).
Jehová hizo un pacto con los
israelitas en el monte Sinaí y les hizo esa histórica promesa.
En Egipto, antes de ser esclavos, los hebreos formaban una sociedad
tribal administrada por los cabezas de familia, o patriarcas. Estos,
como otros siervos de Jehová que vivieron antes que ellos, cumplían las
funciones de gobernantes, jueces y sacerdotes de su casa (Gén. 8:20; 18:19; Job 1:4, 5).
Pero entonces Jehová, mediante Moisés, le dio a su pueblo un conjunto
de leyes que lo haría diferente de todas las demás naciones (Deut. 4:5-8; Sal. 147:19, 20).
La Ley estableció un sacerdocio separado. Además, los jueces del pueblo
serían “los ancianos”, a quienes se respetaba por su conocimiento y
sabiduría (Deut. 25:7, 8). En resumen, la Ley reglamentó la vida religiosa y social de la nueva nación. w14 15/11 4:8, 9
Lo que obro no lo sé. Porque lo que deseo, esto no lo practico; sino que lo que odio es lo que hago (Rom. 7:15).
Satanás sabe que tenemos malas
inclinaciones. Cuando se aprovecha de ellas para atacarnos, seguir
fieles a Jehová se convierte en un enorme desafío (Juan 8:44-47).
Pensemos en una persona que, por estar tan absorta en el placer del
momento, acabó haciendo algo que nunca creyó que haría. ¿Cómo llegó a
esa triste situación? Es probable que, poco a poco, su corazón se
volviera menos sensible a la voz de Jehová. Una de dos: o bien no se dio
cuenta de las señales que le advertían lo que estaba pasando, o bien
decidió pasarlas por alto. Por ejemplo, quizás dejó de orar, ya
no predicaba tanto como antes o empezó a perderse reuniones. Con el
tiempo, su deseo pudo más y la llevó a hacer algo que sabía que estaba
mal. ¿Cómo podemos nosotros evitar ese terrible error? Estando atentos a
cualquier señal de advertencia y haciendo rápidamente los cambios
necesarios. w14 15/8 4:8
De entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí (Hech. 20:30).
Lamentablemente, la congregación cristiana original acabó corrompiéndose (Hech. 20:29; 2 Ped. 2:2, 3; Jud. 3, 4).
Como Jesús predijo, el “inicuo”, Satanás, se encargó de que la
apostasía creciera y mantuviera oscurecido el cristianismo verdadero
hasta que llegara “la conclusión del sistema de cosas” (Mat. 13:37-43).
Entonces Jehová coronaría a Jesús como Rey sobre la humanidad. Eso
ocurrió en octubre de 1914 y marcó el comienzo de “los últimos días” del
malvado sistema de Satanás (2 Tim. 3:1).
Los cristianos ungidos de tiempos modernos dijeron con mucha
anticipación que octubre de 1914 sería una fecha clave. Se basaron en la
profecía de Daniel sobre un gran árbol que fue cortado y que volvería a
crecer después de un período de “siete tiempos” (Dan. 4:16).
Jesús llamó a ese mismo período “los tiempos señalados de las naciones”
en su profecía sobre su futura presencia y sobre “la conclusión del
sistema de cosas” (Luc. 21:24; Mat. 24:3). w14 15/7 4:9, 10
Miércoles 24 de febrero
No vigilando con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás (Filip. 2:4).
Pablo animó a todos los cristianos a
interesarse por sus hermanos. Este consejo incluye la idea de tomar
nota de las cualidades que otros tienen y felicitarlos por ellas (Filip. 2:3).
¿Cómo nos sentimos cuando alguien observa que hemos hecho algo bien y
nos lo dice? Eso saca lo mejor de nosotros y nos estimula a seguir
mejorando. Del mismo modo, cuando felicitamos a nuestros hermanos por lo
bueno que hemos visto en ellos, se sienten motivados a crecer
espiritualmente. Todos necesitamos de vez en cuando que otros se
interesen por nosotros. Pero en especial los jóvenes y los recién
bautizados necesitan sentirse incluidos en las actividades de la
congregación. Así comprenderán que tienen un lugar entre nosotros.
En cambio, si no les damos el reconocimiento que merecen, pudiera
apagarse su deseo de asumir más responsabilidades (1 Tim. 3:1). w14 15/6 4:9, 10
Busquemos perlas escondidas
Ne 12:31. ¿Qué efecto habrá producido el canto en dos coros?
Parece ser que en Israel el canto en grupo era principalmente antifonal,
ya sea porque el coro se dividía en dos grupos vocales, alternándose en
cantar estrofas paralelas, o porque un solista se alternaba con un coro
que contestaba. Al parecer las Escrituras se refieren a esta acción del
coro con la expresión ‘responder’. (Éx 15:21; 1Sa 18:6, 7.) El mismo estilo de escritura de algunos salmos, como el Salmo 136,
muestra que se practicaba este tipo de canto. El relato sobre los dos
grandes coros de acción de gracias del tiempo de Nehemías y de su papel
en la inauguración del muro de Jerusalén también da a entender que
cantaron de este modo. (Ne 12:31, 38, 40-42;
(it-2 445 párr. 2).
Ne 13:31b. ¿Qué le pedía Nehemías a Jehová?
Nehemías oró: “Acuérdate de mí, sí, oh Dios mío, para bien”. Él sabía que Jehová se interesa por sus siervos y valora su lealtad, pues otros escritores bíblicos así lo habían indicado (Éxodo 32:32, 33; Salmo 56:8). Según cierta obra de consulta, el término hebreo que en este versículo
se traduce “acuérdate” tiene relación con “los sentimientos de aprecio y
las acciones que acompañan al recuerdo”. Con plena fe en el poder de la
oración, Nehemías le estaba pidiendo a Dios que lo recordara con cariño
y que lo bendijera (Nehemías 2:4). El hecho de que Dios haya tenido a
bien incluir la oración de Nehemías en su Palabra inspirada indica que
lo recuerda con cariño. Pero Jehová, el “Oidor de la oración”, también
se acordará de él en otro sentido (Salmo 65:2).
Dios lo recompensará por todo lo que hizo por la religión verdadera (Hebreos 11:6). Cuando Dios cumpla su promesa de convertir la Tierra en un paraíso, lo
resucitará y le dará la oportunidad de vivir para siempre (2 Pedro 3:13; Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4).
(w11 1/2 pág. 14 párrs. 3-5).
LECCIONES PARA NOSOTROS
Nehemias 12: 31,38,40-42.El canto es una excelente manera de alabar a JEHOVA y expresarle nuestra gratitud , poer eso debemos cantarle con devocion y entusiasmo en las reuniones cristianas.
Nehemias 13: 4-31 . Tenemos que estar en guardia para impedir que el materialismo,la corrupcion y la apostacia comiencen a afectarnos .
Nehemias 13: 16-21.
El pacto de la Ley reconocía la situación de los no israelitas con relación a Dios y a su pueblo. Algunos forasteros eran pobladores que simplemente residían en la tierra de Israel, donde tenían que obedecer leyes fundamentales que exigían la observación del sábado el israelita ejercía cautela razonable al hablar o tratar con ellos igual nosotros tratar con cautela a mienbros que no respetan las leyes de jehova
Nehemias 13: 23-27
los israelitas tenían que mantenerse puros en sentido religioso mediante no casarse con gente de las naciones que no adoraba a Jehová. La impiedad de aquellas personas sería una fuerza corruptiva. Nehemías 13:23-27 dijo que los que se casaban con incrédulos ‘cometían la gran maldad de actuar infielmente contra Dios’. Pablo escribió: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. La lección fundamental que aprendemos es que tendremos éxito en todas nuestras empresas solo si contamos con la bendición de Jehová. Y podemos tener esa bendición si mantenemos la adoración verdadera en primer lugar en nuestra vida
Nehemias 13:26.
Toda persona dedicada a Jehová corre el riesgo de descarriarse. Así le ocurrió al rey Salomón. Apesar de que pertenecía a una nación en pacto con Jehová y al principio obró con sabiduría divina“aun a él las esposas extranjeras le hicieron pecar”, pues lo indujeron a adorar a dioses falsos; Es posible que alguien trate de inducirnos a abandonar a JEHOVA. Por lo tanto, pidamos ayuda a Jehová para no desviarnos de sus órdenes, sino permanecer en su luz
Nehemias 13:31.
Sin duda, nos hacemos eco de la oración de Nehemías: “Acuérdate de mí, sí, oh Dios mío, para bien". Cuánto nos alegra saber que Jehová se centra en nuestras buenas cualidades! Hagamos lo mismo nosotros. Así tendremos la esperanza de ser redimidos y vivir eternamente en el cercano nuevo mundo.
Lecciones que aprendemos de Nehemías” (10 mins.)
Ne 13:4-9. Evitemos las malas compañías.
No es fácil mantenerse santo en medio de tantas malas influencias. Pensemos en el caso de Eliasib y Tobías. Eliasib era el sumo sacerdote. Tobías era ammonita y, probablemente, un representante de bajo rango del gobierno persa en Judea. Anteriormente, Tobías y sus socios se habían opuesto a que Nehemías reconstruyera las murallas de Jerusalén (Neh. 2:10). Además, los ammonitas tenían prohibida la entrada al recinto del templo (Deut. 23:3). Tobías tenía una estrecha relación con Eliasib. Tobías, al igual que su hijo Jehohanán, se había casado con una mujer judía, y muchos judíos hablaban bien de él (Neh. 6:17-19). Además, un nieto de Eliasib estaba casado con la hija de Sanbalat, gobernador de Samaria, que era uno de los colaboradores más estrechos de Tobías (Neh. 13:28). Así pues, estos lazos quizás expliquen por qué el sumo sacerdote Eliasib se dejó influir por un adversario pagano. En cambio, Nehemías demostró su lealtad a Jehová al echar del comedor todos los muebles de Tobías.
Como pueblo dedicado a Dios, tenemos que ser leales a él antes que a nadie. Para permanecer santos delante de Jehová, es imprescindible que cumplamos sus justas normas. Por eso, jamás debemos poner los lazos familiares por encima de los principios bíblicos. Y los ancianos cristianos siempre deben guiarse por el criterio de Jehová, no por sus propias opiniones o sentimientos (1 Tim. 5:21). Tienen que asegurarse de no hacer nada que los lleve a perder la aprobación de Dios (1 Tim. 2:8). Nunca olvidemos que “las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Cor. 15:33). Algunos de nuestros parientes podrían no ser una buena influencia en nuestra vida. Eliasib había dado un buen ejemplo a los judíos al prestarle todo su apoyo a Nehemías en la reconstrucción de las murallas de Jerusalén (Neh. 3:1). Sin embargo, poco a poco se dejó influir por Tobías y otras personas, y terminó haciendo cosas que lo contaminaron a la vista de Jehová. Las buenas amistades nos animan a realizar actividades cristianas útiles, como leer la Biblia, asistir a las reuniones y predicar las buenas nuevas.
(w13 15/8 pág. 4 párrs. 5-8).
Ne 13:15-21. Demos prioridad a las cosas espirituales.
Según leemos en Éxodo 31:13, la celebración semanal del sábado recordaba a los israelitas que eran un pueblo santificado, así que ese séptimo día debía reservarse para adorar a Jehová en familia, orar y meditar en la Ley. Sin embargo, para algunos contemporáneos de Nehemías, se había convertido en un día como otro cualquiera. El servicio a Dios se estaba quedando en segundo plano. Al ver lo que ocurría, Nehemías ordenó que las puertas de la ciudad se cerraran al anochecer del sexto día y echó a los comerciantes extranjeros. Debemos poner límites a nuestros esfuerzos por ganar dinero. Si no lo hacemos, es fácil que nos distraigamos o hasta lleguemos a tener un corazón dividido, sobre todo si nos gusta nuestro trabajo. Recordemos la advertencia de Jesús sobre ser esclavo de dos amos (lea Mateo 6:24). Nehemías tenía recursos económicos, pero en vez de establecer lazos comerciales con los tirios o con otros mercaderes, se dedicó a ayudar a sus hermanos y a realizar actividades que santificaban el nombre de Jehová. De igual manera hoy día, los ancianos y los siervos ministeriales se concentran en actividades que benefician a la congregación, y sus hermanos en la fe los aman por ello. Como resultado, entre los siervos de Dios se respira un ambiente de amor, de paz y de seguridad (Ezeq. 34:25, 28).
Aunque a los cristianos no se nos pide que observemos el sábado, el apóstol Pablo escribió que “queda un descanso sabático para el pueblo de Dios”. Y añadió: “El hombre que ha entrado en el descanso de Dios ha descansado él mismo también de sus propias obras, así como Dios de las suyas” (Heb. 4:9, 10). Los cristianos podemos entrar en el descanso de Dios obedeciéndole y colaborando en el cumplimiento de su propósito. Quizás tengamos que ponernos firmes con nuestro patrón o nuestros asociados, sobre todo si no respetan nuestras prioridades teocráticas. Si estamos demasiado preocupados por las cosas materiales, nuestra espiritualidad puede marchitarse poco a poco.
(w13 15/8 págs. 5, 6 párrs.)
Ne 13:23-27. No perdamos nuestra identidad cristiana.
En tiempos de Nehemías, los israelitas se estaban casando con extranjeras. En su primera visita a Jerusalén, él se había encargado de que todos los ancianos firmaran un acuerdo escrito en el que juraban que ni ellos ni los demás judíos se casarían con mujeres paganas (Neh. 9:38; 10:30). Sin embargo, algunos años más tarde se encontró con que los israelitas no solo habían tomado esposas extranjeras, sino que estaban a punto de perder su identidad como pueblo santificado de Dios. Los hijos de aquellas mujeres paganas no sabían leer ni hablar hebreo. Hoy día debemos actuar con decisión para que nuestros hijos adquieran la identidad cristiana, para que se sientan verdaderos cristianos.
Este mundo somete a sus hijos a enormes presiones. Por lo tanto, sean pacientes y aprovechen la Noche de Adoración en Familia y otras oportunidades para ayudarlos a cultivar una estrecha relación con Jehová (Deut. 6:6-9). Destaquen los beneficios de ser diferentes de quienes pertenecen al mundo de Satanás (Juan 17:15-17). Y esfuércense por llegar a su corazón. Al final, cada hijo decidirá si desea servir a Dios o no.
Está en su mano darles un buen ejemplo, fijar límites claros y hablar con ellos sobre las consecuencias de sus decisiones. En realidad, todos nosotros tenemos que estar en guardia para no perder nuestras simbólicas “prendas de vestir exteriores”, las cualidades y normas que nos identifican como seguidores de Cristo (Rev. 3:4, 5; 16:15).
(w13 15/8 págs. 6, 7 párrs. 16-18).
¿Cómo reaccionará Jehová cuando
Satanás intente destruir a su pueblo? Ejerciendo su derecho como
Soberano Universal, acudirá en nuestra defensa. Si atacan a sus siervos,
lo atacan a él (Zac. 2:8).
Así que nuestro Padre celestial actuará de inmediato para rescatarnos.
Esa liberación alcanzará su punto culminante cuando el mundo de Satanás
sea destruido en el Armagedón, “la guerra del gran día de Dios el
Todopoderoso” (Rev. 16:14, 16).
Hablando de esta guerra, la Biblia profetiza: “Los muertos por Jehová
ciertamente llegarán a estar en aquel día desde un extremo de la tierra
hasta el mismísimo otro extremo de la tierra. No serán plañidos,
ni serán recogidos ni enterrados. Quedarán como estiércol sobre la
superficie del suelo” (Jer. 25:31-33).
En el Armagedón, el mundo malvado de Satanás llegará a su fin. Pero la
parte terrestre de la organización de Jehová permanecerá en pie,
sobrevivirá. w14 15/5 4:3-5