SALMOS 79-86
TESOROS DE LA BIBLIA
“¿Quién es la persona más importante de nuestra vida?”
Al parecer, un levita descendiente de Asaf, quien vivió en tiempos del rey David, compuso el Salmo 83. Escribió este salmo en un tiempo en que varias naciones enemigas amenazaban al pueblo de Jehová.
-- Sl 83:1-5. La soberanía de Jehová y su nombre deberían ser nuestra mayor preocupación (w08 15/10 pág. 13 párrs. 7, 8).
No cabe duda de que estaría muy preocupado por su seguridad y la de su familia. Sin embargo, centró su oración en el oprobio causado al nombre de Jehová y en las amenazas contra la nación portadora de ese nombre. Mientras soportamos los difíciles últimos días de este viejo sistema, qué bueno sería que todos mantuviéramos un punto de vista equilibrado similar al del salmista(léaseMateo 6:9,10)
El salmista cita estas palabras de los enemigos de Israel: “Vengan y raigámoslos para que no sean nación, para que el nombre de Israel no sea recordado más” (Sal. 83:4). Aquellas naciones sentían un odio enorme por el pueblo escogido de Dios, pero tenían otro motivo para conspirar: codiciaban la tierra de Israel. De hecho, se atrevieron a decir: “Tomemos posesión de los lugares de habitación de Dios para nosotros” (Sal. 83:12).
-- Sl 83:16. Nuestra firmeza y aguante honran a Jehová (w08 15/10 pág. 15 párr. 16).
Durante estos “últimos días”, Jehová ha frustrado todos los intentos de eliminar a su pueblo (2 Tim. 3:1). Como resultado, sus enemigos han quedado avergonzados. Salmo 83:16 predijo lo que sucedería: “Llena sus rostros de deshonra, para que la gente busque tu nombre, oh Jehová”. En un país tras otro, los opositores han fracasado por completo en su intento de acallar a los testigos de Jehová. En esos países, la firmeza y el aguante de quienes sirven al único Dios verdadero han sido un testimonio para las personas de buen corazón, y muchas han ‘buscado el nombre de Jehová’. De hecho, en algunos lugares donde en un tiempo se persiguió cruelmente a los Testigos, ahora hay miles, incluso cientos de miles, de felices alabadores del Altísimo. ¡Qué gran triunfo para Jehová, y qué bochorno para sus enemigos! (Léase Jeremías 1:19.)
--Sl 83:17, 18. Jehová es la persona más importante que existe (w11 15/5 pág. 16 párrs. 1, 2;
PROBABLEMENTE, la primera vez que vimos el nombre divino fue cuando nos mostraron Salmo 83:18
y leímos, quizás con cierta sorpresa: “Para que la gente sepa que tú,
cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”.
Desde entonces, sin duda hemos utilizado ese versículo en muchas
ocasiones para ayudar a otras personas a conocer a Jehová, el Dios de
amor (Rom. 10:12, 13).
2 Aunque
es imprescindible saber el nombre divino, no basta con eso para
salvarse. Observemos que el salmista destaca otra verdad fundamental al
decir: “Tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”. Ciertamente,
Jehová es el Ser más importante que existe. Es el Creador del universo, y
por eso tiene el derecho de recibir la sumisión absoluta de todas las
criaturas inteligentes (Rev. 4:11).--; w08 15/10 págs. 15, 16 párrs. 17, 18).
Por supuesto, sabemos que la lucha aún no ha terminado. Por eso, seguimos predicando las buenas nuevas, incluso a los opositores (Mat. 24:14, 21). No obstante, la oportunidad para que tales opositores se arrepientan y obtengan la salvación pronto llegará a su fin. Sin embargo, hay algo mucho más importante que la salvación humana: la santificación del nombre de Jehová (léase Ezequiel 38:23). Cuando todas las naciones —tal como se predijo— aúnen sus esfuerzos para aniquilar al pueblo de Dios, recordaremos estas palabras de la oración del salmista: “Oh, sean avergonzados y perturbados para todo tiempo, y queden corridos y perezcan” (Sal. 83:17).A quienes se oponen obstinadamente a la soberanía de Jehová les espera un final humillante. La Palabra de Dios revela que aquellos “que no obedecen las buenas nuevas” —y que por ello son ejecutados en Armagedón— sufren “destrucción eterna” (2 Tes. 1:7-9). Dicha destrucción, así como la supervivencia de quienes adoren de verdad a Jehová, serán pruebas convincentes de que él es el único Dios verdadero. En el nuevo mundo, esa gran victoria nunca será olvidada. Los que vuelvan en la “resurrección así de justos como de injustos” se enterarán de la gran hazaña de Jehová (Hech. 24:15). Ellos también hallarán pruebas irrefutables de lo sabio que es vivir bajo la soberanía divina. Y de ese grupo, los que sean mansos se convencerán rápidamente de que Jehová es el único Dios verdadero.
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