lunes, 25 de julio de 2016

Busquemos perlas escondidas

  Sl 79:9. ¿Qué aprendemos sobre nuestras oraciones en este versículo? (w06 15/7 pág. 12 párr. 5). 
Jehová escucha nuestras oraciones, y más aún cuando están relacionadas con la santificación de su nombre.
 Sl 86:5. ¿En qué sentido está Jehová “listo para perdonar”? (w06 15/7 pág. 12 párr. 9).

¡Cuánto agradecemos que Jehová esté “listo para perdonar”! Él siempre busca cualquier razón para mostrar misericordia al pecador arrepentido.
 Salmo 86:5 dice: “Jehová, eres bueno y estás listo para perdonar”. En la versión griega de este pasaje se tradujo la expresión “listo para perdonar” con el término e·pi·ei·kés (“razonable”).
  Aunque David sabía lo abrumadora que es una conciencia culpable, halló consuelo para su atribulado corazón. Comprendía que Dios odia el pecado, pero no al pecador que lamenta sinceramente su mala conducta y la rechaza. Por ello, con total confianza en la disposición divina a apiadarse del arrepentido, exclamó: “Tú, oh Jehová, [...] estás listo para perdonar” (Salmo 86:5).
 Jehová sabe que, por mucho que deseemos obedecerle, no lograremos hacerlo a la perfección. En muestra de amor, nos asegura que nos perdonará si imploramos su misericordia con arrepentimiento sincero. Salmo 51:17 dice: “Los sacrificios para Dios son un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y aplastado, oh Dios, no lo despreciarás”. No, nunca rechazará un corazón “quebrantado y aplastado” por la carga de la culpabilidad.

Perdonar es una faceta de su inmenso amor, y él nos asegura en su Palabra que está dispuesto a hacerlo siempre que demostremos arrepentimiento verdadero (Proverbios 28:13).

  El verbo hebreo para ‘perdonar’ significa básicamente “alzar” o “llevar”, y en este versículo, “llevarse la culpa, la iniquidad o la transgresión”. En sentido figurado, Jehová levantó los pecados del salmista y los retiró, lo que sin duda alivió el sentimiento de culpabilidad que lo abrumaba (Salmo 32:3). Nosotros también debemos tener confianza absoluta en el Dios que nos quita los pecados si le imploramos perdón en virtud de la fe en el sacrificio redentor de Jesús (Mateo 20:28).
 Un comentarista indica que esta frase quiere decir “lo más lejos que sea posible o que alcancemos a figurarnos”. Las palabras inspiradas del salmista significan que cuando Jehová nos perdona, aparta los pecados a la mayor distancia imaginable.
 Con nuestros propios esfuerzos NUNCA PODREMOS ELIMINAR LA MANCHA DEL PECADO. Qué alivio saber que Dios está “listo para perdonar”! A pesar de las faltas que hayamos cometido, nunca pensemos que no podemos recibir su misericordia. Si nos arrepentimos de corazón, damos los pasos debidos para corregir el mal e imploramos su perdón en virtud de la sangre derramada de Jesús, podemos tener confianza absoluta en que él nos absolverá (1 Juan 1:9). Por tanto, imitemos su actitud perdonadora en nuestras relaciones con el prójimo. Después de todo, si Jehová, que no peca, es tan magnánimo y amoroso con nosotros, ¿no deberíamos nosotros, pecadores como somos, procurar perdonarnos mutuamente?



 ¿Qué me enseña sobre Jehová la lectura bíblica de esta semana

    Enseñanza
   Jehová recompensa a los que son leales.
  Hay muchas maneras en las que podemos demostrarle a Jehová cuánto lo queremos
.   Una de ellas es es aguantando fielmente a pesar de las dificultades
.Quizás los problemas sean graves, pero podemos estar seguros de que Dios conoce nuestros sufrimientos y nos dará fuerzas, pues somos muy valiosos para él (Sal. 56:8).
 Además por ser leales nos dará muchas bendiciones, de hecho “Jehová mismo no   retendrá nada que sea bueno de los que andan exentos de falta” (Salmo 84:11)
    Salmo 84:11)

 Enseñanza:
Debemos  tener  un  corazón  completo  para  Jehová.
Deberíamos  querer,  como  David,  que  nuestro corazón  fuera indiviso,  completo,  al  hacer  la  voluntad  de  Dios.  Por  eso,  si  detectamos  indicios  de  egoísmo  en  nuestro
corazón, o nos damos cuenta de otros aspectos en los que debemos mejorar, pidámosle a Jehová en oración como hizo David que nos instruya y que  corrija nuestro modo de pensar y sentir, y entonces esforcémonos por hacer Su voluntad. (Sal.  86:11).  Por  ejemplo,  podríamos  cultivar  algún  aspecto  del  fruto  del espíritu  en  que  debamos  mejorar.
Nuestra lectura diaria de La Biblia y el estudio diligente mediante las publicaciones nos ayudarán a lograr ese objetivo.
Un análisis de nuestras prioridades nos ayudará a comprobar  el estado en que  se encuentra nuestro corazón. Por  eso es preciso  mantenernos  alertas  para  evitar  que  las  cosas  que  hemos  dejado  atrás  o  las  trampas  del  Diablo  debiliten nuestra determinación de servir a Jehová con un corazón completo, pero además, al igual que hizo David, tenemos que pedir a Jehová con insistencia: “Unifica mi corazón” (Sal. 86:11).


 Enseñanza:
Debemos valorar  las reuniones cristiana. Son una provisión santa que no ha de tomarse a la ligera.
Las  palabras  del  Salmo  84:10  nos  revelan  que  el  salmista  valoraba  un  solo  día  en  la  casa  de  Jehová  como  un gran  privilegio.  Anhelaba  estar  en  los  patios  de  Dios,  de
hecho  le  hacía  cantar  de  gozo.  ¿Sentimos  el  mismo  gozo  al alabar a Jehova en la congregación?, deberíamos, porque en las reuniones recibimos instrucción esencial y disfrutamos del  compañerismo  que  necesitamos.  También  expresamos  públicamente  en  ellas  nuestra  fe  y  esperanza  al  comentar regularmente y participar de otras maneras en el programa.
Nuestras reuniones son una provisión que debemos apreciar.(Salmo  84:2)
Mi  alma  ha  anhelado,  y  también  se  ha  consumido, en  su  vivo  deseo  por  los  patios  de  Jehová.
Mi propio corazón y mi mismísima carne claman gozosamente al Dios vivo.(Salmo 84:10)
Porque un día en tus patios es mejor que mil [en otro lugar]. He escogido estar de pie alumbral en la casa de mi Dios más bien que ir de acá para allá en las tiendas de la iniquidad


 Enseñanza:
Como  David,  valoremos  el  gran  privilegio  de  la  oración.  Jehová  sin  falta  contestará  nuestras oraciones sobre todo en momentos de angustia.
Sin falta, exprésale a Jehová tus sentimientos más recónditos. ‘Echa sobre él toda tu inquietud, porque él se interesa por tí’, escribió el apóstol Pedro (1Pedro  5:7).
De hecho,  la  Biblia contiene esta exhortación:
“No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración  y ruego junto con acción de
gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios”. ¿Qué respuesta recibirán nuestros ruegos y peticiones? “La paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús.” (Fili. 4:6,7.)
Como  vemos,  aun  si  Jehová  no elimina  el  problema,  contesta  nuestras  oraciones  protegiendo  nuestra  mente.  Por  eso, no es raro  que, después de mencionarle lo que
nos  preocupa, nos sintamos más tranquilos  y comprendamos mejor  los peligros de permitir que nos consuma la inquietud.(Salmo 86:7)
En el día de mi angustia ciertamente te invocaré, porque tú me responderás.




 ¿Qué ideas de la lectura bíblica de esta semana pueden servirme en
la predicación?

Idea: El amor profundo de corazón que le tenemos a Jehová, nos motivará a elogiar y glorificar su santo nombre.
David  se  esforzó  por  glorificar  el  nombre  de  Jehová.  Jesús  también  con  valentía  lo  hizo. ¿Cómo  pueden  los jóvenes cristianos ser valientes al igual que Jesús?
Por ejemplo, en su caso la escuela es un territorio excelente para que el joven  glorifique el nombre de Jehová. No dudes en decir que eres testigo  de Jehová, aunque algunos de tus
compañeros u  otras personas se burlen  de ti.  Siéntete orgulloso de llevar  el nombre de Jehová (lea  Salmo 86:12).
Tal vez haya quienes te presionen para que creas que la evolución es un hecho probado. Pero tienes muy buenas razones para  confiar  en  el  relato  bíblico  de  la  creación.  Puedes  usar  el  folleto  El  origen  de  la  vida.  Cinco  cuestiones  dignas  de análisis para dar una buena explicación a los que quieren saber la “razón de [tu] esperanza” (1Ped. 3:15). Si lo haces, te sentirás feliz de haber defendido a tu Creador.


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